26 June 2025

En los últimos años se habla mucho de la masificación del gas. Al respecto es importante precisar que cuando hablamos de este tema, nos referimos específicamente al gas natural, no al gas licuado de petróleo o GLP que es el que muchos de nosotros adquirimos en los tradicionales balones de 10, 15 y 45 kg. El gas natural, a diferencia del GLP, no puede ser envasado en balones para ser transportado; la forma tradicional de llevarlo es a través de ductos de varios kilómetros instalados bajo la superficie.

El gas natural, aun siendo un combustible fósil, es más limpio que el carbón, el petróleo o el propio GLP, dado que genera menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas de efecto invernadero, que contribuye al cambio climático. Si bien el objetivo es reemplazar el uso de los combustibles fósiles por energías renovables, hoy éstas son insuficientes y el gas natural sigue siendo la alternativa más eficiente.

A diferencia de otros países, en el subsuelo del territorio peruano contamos con grandes volúmenes de gas natural y gracias a la instalación de infraestructura construida hace más de 20 años con una millonaria inversión privada, puede ser extraído a costos super competitivos comparado con otros combustibles.

Entonces, si en el Perú contamos con el recurso y la infraestructura para extraerlo a costos competitivos, ¿por qué no todos los peruanos tenemos acceso a él? Como señalé al comienzo de esta nota, el transporte del gas natural se tiene que hacer mediante ductos. He aquí el problema: en el Perú solo tenemos 2 ductos con capacidad para transportar el gas natural y estos fueron diseñados para llegar a lugares donde hubiera demanda suficiente que sustentara la inversión. Lo que nos está faltando son más ductos que hagan posible llevar el gas natural a otras zonas del país y redes para distribuirlo a las industrias, comercios y hogares.

Hubo varios intentos fallidos para licitar la construcción de infraestructura ad hoc por falta de demanda (no contar con demanda es como pretender hacer un negocio de transporte público con un bus para 100 personas y solo tener dos pasajeros cada día). Por eso es necesario buscar alternativas de inversión privada, pública o mixta que hagan viable la construcción de ductos y redes. Lo cierto es que las actividades de explotación de petróleo y gas en el país generan ingresos al fisco; basta decir que, desde el inicio de la explotación de Camisea, se han generado más de S/. 60.000 millones en regalías e impuesto a la renta que podrían haber servido para financiar estas obras. Esperemos que los ingresos futuros que genere la industria sirvan para lograr la tan ansiada masificación.

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