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En un contexto de recuperación lenta para el mercado cementero, Cementos Inka ha logrado destacar con un crecimiento notable. La empresa, que se aproxima a cumplir 20 años en el sector, no solo ha consolidado su presencia en casi todo el territorio nacional, sino que también ha puesto en marcha inversiones clave en sus plantas de Pisco y Lima. En conversación con El Comercio durante el Día1 Summit 2025, su director gerente, Carlos Alberto Choy, detalla las estrategias detrás del crecimiento, la evaluación de una planta integrada, el avance en productos sostenibles y la visión de la compañía hacia el 2027.
Después de un 2024 bastante plano en despachos a nivel nacional, ¿cuál es su lectura del mercado cementero hoy y hacia dónde ve que se está moviendo?
Sí, el mercado de cemento viene desde el 2023 con un consumo nacional de aproximadamente 12 millones de toneladas. No se ha estado moviendo mucho, pero en el caso particular de Cementos Inka estamos con un constante crecimiento. El año pasado crecimos casi 30% en despachos. Este año, el escenario positivo sería tener un crecimiento de 20%, y uno más conservador sería de 10%.
¿Y cómo está viendo el comportamiento del mercado en este segundo trimestre?
Lo que estamos viendo es que ya este segundo trimestre los despachos en general están mejorando bastante. Entonces, vemos que va a haber no solo una consolidación o un aumento en el consumo de cemento a nivel nacional, sino va a tener al menos un crecimiento posiblemente de un dígito. Podría ser 3% o 4% al final del año.
Ya casi estamos a mitad de año. ¿Cómo se perfilan esas expectativas de crecimiento para ustedes? ¿Qué palancas esperan que lo impulsen?
Como hemos visto, el primer trimestre acabó con la inversión privada en 8,8% de crecimiento. Eso es bastante positivo. Generalmente estaba creciendo la inversión pública, pero al final todos sabemos que lo importante acá, lo que más pesa, es la inversión privada. Si la inversión privada que estuvo también un poco —se podría decir— guardada los últimos años, se siente que hay mejores expectativas en diferentes rubros. Muchos hablan de minería, pero hay muchos rubros donde se está invirtiendo mucho más en lo que es la ampliación de plantas. La inversión, que estuvo contraída en los últimos años, parece que está tomando un buen camino.
¿Qué regiones esperan que ganen más dinamismo este año en términos de demanda y despacho? ¿Están viendo algún cambio en los patrones regionales de consumo?
Sí. Lo que pasa es que en Perú, a diferencia de otros países, el grueso del consumo —casi el 70%— se va a la autoconstrucción. La autoconstrucción estuvo contraída en los últimos años. Ya se está viendo que hay un mayor empuje nuevamente de lo que es la autoconstrucción. Eso está gatillando que los despachos de cemento empiecen a crecer, que no estén como en esos últimos años que estuvieron ‘flats’. También cabe decir que el déficit de infraestructura en Perú es de aproximadamente US$ 150 mil millones. En los siguientes años hay mucho por hacer.
Han mencionado inversiones importantes que ya están en marcha, como mejoras en Lima y el incremento de capacidad en Pisco. ¿Qué otras inversiones tienen previstas para el segundo semestre y qué objetivos persiguen con ellas?
Nosotros inauguramos la planta de Pisco más o menos hace dos años. Sin embargo, hemos visto que ha tenido muy buena acogida. Estamos invirtiendo actualmente en esa planta en un nuevo silo para almacenar más cemento. Debido a que ya la demanda está tan fuerte, necesitamos la capacidad —ante cualquier problema— de poder almacenar mayor cemento. Y al mismo tiempo, en Lima estamos teniendo un ‘upgrade’ en lo que es uno de los molinos principales, debido a que la planta de Lima [lo que se produce] prácticamente, desde el 2019, está toda colocada en el mercado. Entonces, entre estas dos inversiones puntuales que se están haciendo este año, más o menos estamos invirtiendo US$ 6 millones.
Están evaluando la posibilidad de una planta de clínker para verticalizarse. ¿Qué elementos están analizando hoy que pesan más en esa decisión?
Lo más importante para nosotros siempre fue tener cierto mercado, porque las inversiones en una planta integrada son de gran envergadura. Estamos hablando de inversiones de aproximadamente de US$ 250 millones. En el caso de Cementos Inka, al tener ya 18 años en el mercado, estamos muy cerca de llegar a despachar un millón de toneladas anuales. Entonces, al tener ya ese volumen colocado en el mercado nacional, se hace viable tener una inversión de esa envergadura. Ya estamos cada vez más cerca a estos números y es cuestión de tiempo y ver un poco lo que pasa en el país en el siguiente año para gatillar esa inversión.
¿Se mantiene como prioridad para autoabastecerse o están considerando también otros usos industriales, como los del sector minero?
Atendemos a todos los mercados, como el resto de cementeras en el país. Atendemos autoconstrucción, minería y a toda la gran construcción, sean de viviendas formales o parques industriales. Básicamente el 100% de lo que puede ser el consumo en Perú. ¿Qué vamos a hacer con una futura planta de ese tamaño? Es buena parte para el autoconsumo de Cementos Inka y, dependiendo de cómo estemos en esos años o en ese momento, algo de esa producción podría exportarse.
¿Qué tipo de cemento buscan producir allí?
El cemento de Cementos Inka trata de utilizar menos clínker por el tema de sostenibilidad. Tratamos de introducir insumos como la escoria de alto horno [subproducto no metálico generado durante la producción de hierro en los altos hornos] o adiciones naturales, para velar por el tema de sostenibilidad. Y no solo eso, también pensamos que los cementos adicionados tienen mucho mejor ‘performance’, mucho mejores resultados que los cementos tradicionales.
¿Qué tan preparados están internamente para una inversión de esa magnitud en términos de financiamiento y gestión de una planta integrada?
Una planta integrada son más o menos entre US$ 200 millones y US$ 250 millones. Al tener ya casi un millón de toneladas de cemento colocadas a nivel nacional, ya es viable ese tipo de inversión. Eso puede ser mediante financiamiento bancario o también hemos estado abiertos a que entre nuevo capital a Cementos Inka. Es básicamente una empresa 100% peruana y familiar.
¿Cómo ingresaría ese nuevo capital?
Una forma de ingresar es que entre un nuevo socio como inversionista, sea una nueva sociedad o sea entrando a través de Cementos Inka como accionista.
Más allá del cemento tradicional, han venido desarrollando otras líneas como concretos premezclados y productos sostenibles. ¿Qué resultados están viendo allí y cuánto espacio creen que hay para diversificarse aún más?
En el tema de concretos premezclados —que es un subproducto del cemento, porque para hacer concreto el insumo principal o el insumo más caro es el cemento— es algo que cualquier cementera, no solo en Perú sino a nivel mundial, debería tener. Si bien nosotros entramos un poco tarde en el tema del concreto, era porque la mayor capacidad del cemento se iba para la autoconstrucción en su momento. Ya tenemos cierto nivel de capacidad de producción de concreto. Pero en el caso de Cementos Inka, nos tratamos de enfocar en proyectos de mediana y gran envergadura, debido al tema de rentabilidad. Lo que está pasando con el concreto —que estamos viendo en sectores como Lima, donde no participamos mucho— es que ahí se está viendo mucha informalidad. Entonces, competir en este mercado a veces no genera mucha rentabilidad. Estamos enfocados en proyectos donde estamos compitiendo en sectores formales.
¿Qué otros productos derivados del cemento están desarrollando?
Tenemos una planta en Lima de adoquines, bloques de concreto y otra planta de morteros —conocidos como los “listos”—. Básicamente hoy en día en muchas áreas, generalmente en Lima, ya no se puede tener una ruma de cemento, de piedra o de arena, por el tema de eficiencia y por contaminación. Hay productos terminados a los que solo añades agua y están listos para usarse.
Sostenibilidad y eficiencia energética, ¿sus clientes están considerando estas dos características como factores de decisión para la compra?
En el mercado de autoconstrucción, de repente, no está tan fuerte. Lo que sí para es las personas se están acostumbrando a conocer estos productos, cementos adicionados, y ya no los tradicionales como el Portland Tipo I. Los cementos antisalitres, cementos que tienen otras características, cada vez son más conocidos. Antes al consumidor básicamente solo le quedaba consumir la marca que había en el mercado, porque no había muchas. Era cemento ‘commodity’ 100%. Hoy en día, con Cementos Inka y otros jugadores que entraron a lo largo de los últimos años, hemos podido introducir nuevas marcas a nivel nacional.
¿Y en otros sectores como minería?
Muchas mineras toman en cuenta los cementos adicionados; que utilicen menos clínker, que sean más eficientes, que reutilicen algunos subproductos de alguna otra industria para relleno, ‘shotcrete’ o cualquier función.
¿Y cómo se están preparando ustedes en ese frente, tanto a nivel de producto como de operación?
El año pasado, el 99% de nuestros cementos fueron cementos adicionados. Solo 1% fue cemento tradicional conocido en Perú como el Portland tipo I.
Cementos Inka se prepara para sus 20 años en el 2027. ¿Cómo se ven al llegar a esa marca? ¿Qué rol quieren jugar en la industria en esa nueva etapa?
Nos gustaría estar ahí consolidados o al menos con una presencia interesante en los 24 departamentos. Actualmente estamos en 21 – 22 departamentos. A veces los fletes no nos permiten llegar a ciertos puntos alejados. Por ejemplo, Puno es complicado. Esperamos en ese momento estar ya sobre el millón de toneladas despachadas anualmente y estar más consolidados en el mercado de concreto premezclado. En todos los otros subproductos que mencioné, como son los morteros, adoquines y bloques de concreto, buscamos que que tengan, quizá, ya no solo una planta —que tenemos una planta de cada uno—, de repente tener dos o tres plantas en diferentes zonas del país.
¿Ya se están preparando para ese escenario?
Sí. El año pasado, a pesar de que el mercado estuvo flaco, crecimos casi el 30%. Este año el mercado va a crecer un dígito. Nosotros, probablemente, vamos a crecer —siendo optimistas— dos dígitos. La acogida que está teniendo Cementos Inka es bastante buena, a pesar de que el mercado todavía no está ayudando mucho. Porque al final, para nosotros, sería lo mejor que todos crezcamos, así es más fácil colocar un producto. Estamos siempre viendo nuevas tecnologías y tratando de ver en qué podemos ampliar para llevar más productos a nivel nacional.
¿Cuál es su impresión del Día1 Summit?
Me parece un muy buen evento. Estuve el año pasado y me parece que es un buen espacio para que la industria, también con la parte política, esté presente e intercambien ideas de lo que nos está pasando en el país y qué está pasando con las inversiones. Y ahora cae perfecto porque estamos en año preelectoral y es muy importante saber lo que está pasando o lo que están sintiendo los empresarios de todo tamaño —no solo empresarios grandes— sobre lo que se viene. Al final, todos queremos seguir creciendo.
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