14 June 2025

En segunda votación y con más de 75 votos a favor, el Pleno del Congreso aprobó la nueva Ley General de Turismo, que – según se detalle en el texto sustitutorio- busca promover, incentivar y regular el desarrollo sostenible y competitivo de la actividad turística, enfocada principalmente en el turismo y la artesanía. Esta propuesta recoge más de 10 proyectos de ley. Recordemos que la primera votación a favor se dio el mes pasado.

Ahora la ley deberá ser enviada al Ejecutivo para su revisión.

¿Qué dice la ley?

El proyecto, que fue saludado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), incluye cambios críticos en 17 artículos de la normativa vigente desde el 2009.

Entre los puntos más destacados de la normativa se encuentra la creación de las Zonas Especiales de Desarrollo Turístico (ZEDT), que son áreas delimitadas que contarán con beneficios tributarios y condiciones especiales para atraer inversiones privadas.

“Las zonas especiales de desarrollo turístico (ZEDT) son áreas debidamente delimitadas destinadas a promover condiciones habilitantes para el desarrollo de la inversión en destinos turísticos priorizados y sostenibles, que fomenten el empleo y contribuyan a la competitividad”, señala el documento.

En estos puntos se aplicarían reglas excepcionales en materia tributaria y aduanera para atraer inversiones y fomentar el desarrollo económico. La identificación y evaluación técnica de las zonas especiales de desarrollo turístico (ZEDT) recae en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur).

También se indica que quienes generen ingresos dentro de estas zonas tendrán algunos beneficios del Impuesto a la Renta, los mismos que se dividirán en tres categorías de aplicación iniciando de 0% hasta el quinto año y que alcanzará 15% en un plazo entre los años 10 y 15.

La Ley también incorpora incentivos adicionales. Entre ellos, define la posibilidad de aplicar una depreciación acelerada de activos fijos a una tasa del 20% anual, lo que apunta a beneficiar a establecimientos de hospedaje, agencias de viaje, restaurantes y otros servicios relacionados con el turismo para reinvertir.

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Así también el crédito tributario por reinversión, que permitirá a las empresas deducir hasta el 30% del monto reinvertido en la mejora de servicios turísticos, infraestructura y equipamiento.

La nueva Ley General de Turismo, además, pretende impulsar el fomento de la inversión en infraestructura turística mediante esquemas de colaboración público-privada, que será en coordinación de Mincetur con los gobiernos regionales, que serán responsables de diseñar, ejecutar y supervisar proyectos de inversión en destinos turísticos clave. Las inversiones se podrán realizar a través de mecanismos como las Asociaciones Público-Privadas (APP) y las Obras por Impuestos (OxI).

Puede leer la ley aprobada aquí.

¿Qué opinan los expertos?

De acuerdo a Juan Stoessel, gerente general de Casa Andina y vicepresidente de la Cámara de Turismo del Cusco, la ley que ha sido aprobada no es mala pero no es lo que necesita el turismo para crecer. En su visión, en efecto, era necesario modernizar la ley del turismo, pero no está seguro de que se vaya a solucionar los problemas del sector desarrollando más leyes.

“No digo que esté mal hecha porque hablamos de sostenibilidad, competitividad y descentralización. Hay algunos beneficios para pequeñas y medianas empresas como proteger áreas importantes del turismo, pero eso ya está en otras leyes. Se omiten los temas grandes no resueltos en este país en el sector: cómo incentivar la infraestructura necesaria para atender a más turistas en puntos claves, cómo resolver el cuello de botella en este cuasi monoproducto Machu Picchu, de qué turismo hablamos si no podemos manejarlo. O cómo solucionar el manejo actual del Ministerio de Cultura y cómo realmente proteger a todos los vestigios culturales, con inversión privada. Esas cosas que podrían hacer un cambio de verdad”, sostiene.

Turismo en el norte

El especialista agrega que estos temas eran los que debían incluirse pero que se ha desaprovechado la oportunidad. Cuestiona también que en el caso de promover inversiones en las zonas especiales, como por ejemplo las playas del norte, claves para el turismo extranjero, estas no cuentan con carretera de acceso o con servicios básicos, por lo que eso sería una limitante grande para que pueda realmente atraer inversiones. “El turismo depende de una serie de sectores. No se puede desarrollar la zona turística sin servicios y sin accesos, lo vemos con Chancay o con el aeropuerto. Machu Picchu, nuestro principal destino, se maneja como en los años 70 por las trabas burocráticas”, apunta.

Stoessel comenta que lamentablemente esta ley no permitirá que este manejo sea distinto y que no se verá algún beneficio sin resolver lo prioritario. “No es una mala ley pero es una ley más que no se va a ver. Lo venden como que después de esto vamos a recibir más turistas pero eso no va a pasar. Puede incentivar algunas pequeñas inversiones en turismo pero se necesita más”, sentencia. Agrega que, del otro lado, los congresistas buscan petardear y distribuir entre las municipalidad el Fondo de Promoción turística.

Turismo Perú. (Foto: GEC)

En contraste, Carlos Loayza, gerente general de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) indica que están optimistas e ilusionados de que la ley haya podido tener luz verde, que se haya podido actualizar luego de varios años, ya que se tenía una del 2009, y desde entonces mucho ha cambiado en el sector, por lo que la legislación estaba retrasada en términos de turismo. En el camino, como recuerda, hubo muchos proyectos de ley que se sumaron y lo que se tiene hoy es un proyecto acumulado que se consolida en esta nueva ley.

Loayza remarca que la normativa incluye temas importantes que marcarán un antes y un después como la creación de zonas especiales para el desarrollo turístico, donde hoy no existe inversión. Los beneficios tributarios que se aplicarán, agrega, permitirán que los inversionistas vean posibilidades. “Muchos países vecinos han desarrollado estas capacidades turísticas como Colombia o Centroamérica”, explica. Zonas como las playas del norte o la región central del país como el valle del Mantaro o la selva central pueden ser alternativas para ello. “Lo que hoy está como planta turística en estos lugares es mínimo y no está al nivel como debería ser. Hablamos de la ruta del Papa pero no tenemos oferta aún como cuando se hace peregrinaciones hacia la virgen de Fátima en Portugal u otras rutas”, indica.

No obstante, remarca que si bien esta ley es un avance, habrá que ajustar y precisar puntos en el reglamento, una vez que sea aprobada por el Ejecutivo, que desde Mincetur se han mostrado a favor. Además, destaca que la ley le da condición de unidad ejecutora a Mincetur, con lo que puede declarar que por interés turístico se necesitan ejecutar obras como accesos a los destinos y pedir recursos al Gobierno, para que se pueda priorizar tener mayor posibilidad de que se cuente con mejores condiciones de infraestructura básica en las zonas turísticas.

A su vez, espera que en el reglamento se puedan precisar los aspectos laborales del sector, cuyas condiciones son diferentes por tratarse de empleos más estacionarios.

Turismo en el Perú.  (Foto:  Mincetur)

“Otro aspecto es que si bien hay beneficios para la micro, pequeñas y mediana empresa, lo cual es muy importante, hay poco beneficio a la gran empresa, que también genera movimientos grandes y es el motor de la inversión”, refiere.

Por su parte, Stoessel comenta que aún el Perú es el único país de la región que no ha podido regresar a las cifras prepandemia en cuanto a flujo turístico. En los últimos años, además, indica que la inversión en infraestructura ha sido prácticamente inexistente. “No se ampliaron aeropuertos (salvo este año) y líneas férreas, nos estancamos”, apunta.

Si bien destaca que el turismo nacional sí se recuperó, este tiene un techo. El turismo receptivo, por el contrario, no. Recuerda que en el 2019, el Perú recibió 4,4 millones de turistas, pero que luego de la pandemia aún no hemos vuelto a dicha cifra. De hecho, el año pasado se recibieron 3,2 millones de turistas extranjeros y este año, estima que con suerte se llegará a los 3,6 millones. “Casi un millón menos”, afirma.

¿El nuevo aeropuerto Jorge Chávez podrá ser un impulsor? Stoessel cree que sí, pero a partir del 2026. No obstante, en el sector calculan que recién en el 2026 o 2027 se podrá retornar a las cifras del 2019. “Nos habrá tomado casi ocho años volver a lo que se tuvo antes, es una situación crítica”, afirma.

 

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